
Para nuestros vinos monovarietales hemos optado por darles los nombres de las viñas de las que provienen ya que, en esencia, es lo que queremos transmitir: la pureza de la variedad expresada en una viña que tiene unas carácterísticas concretas (un tipo de suelo, una orientación, un clima, un tipo de plantación, una microfauna, un entorno, y muchas más cosas…) que hacen que esa uva tenga una autenticidad propia.
Y en este caso, nosotros que tanto presumimos de ser viticultores y de cultivar todas nuestras uvas, pues resulta que no. Que el graciano viene de Navasentero, una viña, que es la única que no cultivamos nosotros mismos. Pero no nos da ningún apuro decirlo. ¡Al revés! Estamos encantados de que el agricultor sea nuestro querido amigo Julián Palacios. Para los que no le conozcáis, es un inquieto ingeniero agrónomo que se pasa los días de viña en viña asesorando y ayudando a los productores de uva que confían en él para tener las mejores uvas posibles en sus viñedos. Liado siempre en mil historias, aún saca tiempo, para en sus ratos libres, para cuidar el graciano de Navasentero.
Dicho esto, imaginareís que para nuestra apuesta por el Graciano como variedad minoritaria autóctona de Navarra, no podíamos haber encontrado mejor ejemplar.¡Estamos encantad@s!
Cuando llega la vendimia, preparamos un buen almuerzo para engañar a parte de su familia y la nuestra, y ¡todos a Navasentero! A partir de ahí, nosotros tratamos de no interferir en el proceso natural de la transformación de la uva. Por eso lo que disfrutais en la copa con este vino es un Graciano auténtico.
No hace falta que expliquemos que quiere decir el 3+1 de la etiqueta, no??