
Resulta un poco extremo el cultivo del Tempranillo en secano en la Baja Montaña. Hay años que acusa la falta agua en exceso y otros, en los que resulta brillante. Sólo esas añadas elaboramos este vino.
Al igual que sufre el Tempranillo la sequía en los meses se verano, sufren los labradores porque su cosecha está en peligro cuando no llueve lo suficiente. Por eso, los labradores de San Martín iban a la ermita de Santa Zita para pedirle que trajera la lluvia en los años en que era muy escasa. En esa romería, paraban en “La Cruzica” para cantar alguna canción a la virgen y reponer fuerzas. Cruce de caminos, punto estratégico marcado por la ancestral “estela” que muestra la etiqueta de este vino. Nosotros pensamos lo mismo, que nuestra viña en el térmico de “La Cruzica” es un lugar estratégico para el cultivo del Tempranillo.